Personajes

Alfonso Diez

alfonso@codigodiez.mx

Rompecabezas en el asesinato de Colosio

* El montaje de Salinas de Gortari

* Las piezas que no se han investigado

* El 23 de marzo, 14 años después

Con el paso de los años algunas piezas del rompecabezas que fue el asesinato de Luis Donaldo Colosio parecen encajar mejor. Preguntas sin respuestas, actitudes desconcertantes, publicaciones inesperadas, entrevistas reveladas posteriormente ahora pueden tener sentido.

El ejecutor está preso pero ¿Por qué disparó a Colosio? ¿Se le ocurrió en ese momento? ¿O quién es el autor intelectual?

El mismo día del asesinato de Luis Donaldo Colosio, como coincidencia increíble, se publicó la revista Siempre con una entrevista periodística realizada por su directora a Fernando Gutiérrez Barrios. El semanario tiene fecha del 30 de marzo de 1994, porque entonces sacaban a la venta la publicación con fecha de una semana posterior.

La entrevista fue hecha unos días antes del asesinato y en la misma, como si fuera una premonición, el ex secretario de Gobernación advierte de los riesgos de la violencia para la estabilidad del país. Ofrece además puntos de vista y análisis que parecieran buscar el objetivo de ubicarlo como candidato.

La misma noche del asesinato (19:15 horas del 23 de marzo de 1994), llegó a la redacción de algunos periódicos, antes de las 21 horas, un desplegado periodístico con el título: “Ante la Tragedia, Opciones Jurídicas del PRI”, en el que se destapaba a Fernando Gutiérrez Barrios como candidato sustituto en vista de que a esas alturas de la campaña ya ningún secretario de Estado podía ser nominado. El desplegado fue publicado al día siguiente.

¿Cómo era posible que en menos de dos horas alguien hubiera elaborado el análisis jurídico que aparece en tal desplegado para que se publicara en los diarios del día siguiente? Con tiempo suficiente también para llevarlo a los periódicos y ordenar su inserción.

El candidato del PRI acababa de ser asesinado y alguien tuvo la suficiente cabeza fría para hacer el desplegado “destapando” a Gutiérrez Barrios como nuevo candidato. Además, la revista política nacional mencionada antes publicaba una entrevista al mismo recién “destapado” que antes no había querido conceder entrevistas.

La imaginación, en estos casos, “vuela y hace conexiones”. Don Fernando era militar, igual que el “descuidado” jefe de la seguridad de Colosio, general Domiro García Reyes. Entonces, ¿era don Fernando el candidato de los militares?

Curiosamente, el mismo 23 de marzo de 1994 todos los gobernadores asistían a una reunión en la Ciudad de México, previamente convocada por el presidente del IFE. Todos, menos uno, Manlio Fabio Beltrones, ex secretario particular de don Fernando, que gracias a que no fue a la reunión se trasladó inmediatamente de Hermosillo a Tijuana y fue de los primeros en interrogar al asesino.

 

¿Un bello día para Carlos Salinas de Gortari?

 

Me reuní con  Lázaro Ríos, entonces director editorial del periódico Reforma, en noviembre de 1996, le expuse los puntos centrales ahora contenidos en esta columna con la idea de publicarlos en el diario, pero antes de que le enviara mi colaboración aparecieron en la columna Templo Mayor, que se elabora en la redacción del mismo diario, por lo que decidí ya no mandarle nada.

Decía antes que la imaginación vuela. Recordaba entonces las películas sobre supuestos asesinos solitarios que habían en realidad sido inducidos al asesinato por medio de prácticas hipnóticas, valiéndose además de medios químicos y electrónicos para lograr la ejecución y que el asesino no recordara quién o quiénes lo habían enviado.

El Embajador del Miedo (The Manchurian Candidate, 1962), con Frank Sinatra y Laurence Harvey, luego el remake de Denzel Washington y Liev Schreiber, es una de ellas. La Conspiración (The Conspiracy Theory, 1997), con Mel Gibson y Julia Roberts, es otra. El mismo tema.

Podríamos pensar que de la misma manera fueron asesinados Martin Luther King y Robert Kennedy, utilizando un asesino inducido, o prefabricado.

Claro, el asesino también pudo haber sido comprado, a un precio seguramente muy alto.

Hay otros hechos que por lo menos llaman la atención. Al otro día de la nominación de Luis Donaldo como candidato del PRI (28 de noviembre de 1993), la televisión captó al presidente Salinas de Gortari que decía: “hoy es un bello día, ¿o no les parece un bonito día?, porque el PRI ya tiene candidato a la presidencia, se trata de Luis Donaldo Colosio”.

La expresión no cabía, sonaba hueca, infantil, o más que eso, parecían las palabras de un despechado que quiere hacer creer que no se siente mal porque sus días en el poder están por llegar a su fin. El famoso “al fin ni quería”. Lo malo de la personalidad que se proyecta de esa manera es que comienza a señalar al causante y a culparlo de todos sus males. Lo que eran virtudes se convierten en defectos, todo serán trabas.

Y efectivamente, Salinas fue encontrando tales trabas: “Su esposa está a punto de morir, será un mal presidente”. “Me mandó decir con Zedillo que si yo no paro a Camacho él lo va a hacer, qué se ha creído, ya le mandé decir con Gamboa que se ocupe de sus asuntos y que de Camacho yo me hago cargo”. “Le dijo a mi papá que le dijera a Raúl, mi hermano, que en cuanto tomara posesión de la presidencia se olvidara de la política, que no le iba a permitir ser gobernador, ni siquiera senador”. Si así respondía Colosio como candidato a Salinas, ¿Cómo lo haría siendo ya presidente? ¿Ese era el hombre que le iba a cuidar las espaldas?

Lo anterior es cierto, está documentado en diversos libros con entrevistas a testigos presenciales.

¿Cómo le cayó a Raúl el recado que le mandó Colosio con su papá? ¿Qué medidas tomó? ¿O se quedó tranquilo, como si nada fuera a suceder?

Cuatro días antes del asesinato de Colosio, Ernesto Zedillo, coordinador de la campaña, le entregó una carta en la que le sugiere hacer las paces con Salinas. Le hace notar que al presidente se han acercado personas mal intencionadas, entre ellas Camacho Solís, que con sus argumentos lo dejan muy mal parado. Esto corrobora la mala relación de Colosio con Salinas.

El periodista Eduardo Valle, “El Búho”, por su parte, entregó al candidato una carta en la que le expone pruebas y evidencias de la relación de Raúl Salinas de Gortari con el narcotráfico.

Tras la nominación de Luis Donaldo, Manuel Camacho Solís, entonces regente del Distrito Federal, no quiso aceptar al nuevo candidato del PRI ni felicitarlo y después, cuando iba a reprocharle al presidente la designación, se despidió de su familia y le dijo a uno de sus asesores más cercanos, quien también ha escrito su testimonio: “Voy a hablar con el presidente y si no regreso en unas horas te llevas a mis hijos fuera del país”.

Estas palabras confirman que Camacho iba a hablar duro con Salinas. ¿Cómo lo iba a presionar para que cambiara la nominación del PRI? ¿Cómo lo iba a chantajear? ¿Qué le dijo Camacho a Salinas?

Lo cierto es que al otro día Camacho renunció a la regencia y fue nombrado secretario de Relaciones Exteriores, después de hablar con el presidente, y a los pocos días, en enero de 1994, estalló una supuesta guerrilla comandada por el EZLN en Chiapas, que permitiría que Salinas lo nombrara Comisionado Para la Paz, sin goce de sueldo y en consecuencia con posibilidades de forjarse una imagen que le permitiera ser candidato a la presidencia.

Desde luego, con la irrupción del EZLN, la situación del país podría permitir la cancelación de las elecciones y la prolongación del mandato presidencial, por lo menos a ojos del titular.

Camacho Solís anunció su apoyo a Colosio como candidato del PRI solamente un día antes del asesinato.

Días después, tras ser abucheado al intentar dar su pésame a la viuda, tuvo la osadía, de común acuerdo con el mismo Salinas de Gortari, de pedirle a Diana Laura Rojas viuda de Colosio que firmara una carta en la que en otras palabras lo exoneraba del asesinato. Diana Laura, desde luego, se negó a firmar tal exoneración, que le llevaba Salinas y había sido elaborada por Camacho. Si hubiera obtenido tal carta, tal vez habría logrado ser candidato sustituto por el PRI.

El colmo fue el montaje de Carlos Salinas de Gortari, ya como ex presidente, cuando se declaró en huelga de hambre en una casa de la ciudad de Monterrey, para lograr hablar con el presidente Zedillo y que éste manifestara públicamente que él, Salinas, no estaba involucrado en el asesinato de Colosio., que no era una de las líneas de investigación de la procuraduría.

Salinas ha reconocido que ese era el objetivo de su huelga de hambre, con la fachada de proteger a su hermano Raúl, recién aprehendido por el asesinato de Ruiz Massieu. El ex presidente logró sus fines y tras un acuerdo con Zedillo salió del país, una vez que éste lo exoneró del asesinato. Como si eso bastara para no realizar la investigación respectiva. ¿O bastó?

Los actos de un individuo son la respuesta evidente de la combinación de tres elementos internos a los factores externos; los internos son el yo, el ello y el superyo. La vestimenta de gente pobre que usó Salinas para declararse en huelga de hambre, la búsqueda desesperada de una casa pobre en Monterrey para hacerlo, donde se sabía menos impopular que en el resto del país, y el traslado a tal casa en un vehículo viejo, todo con el afán de causar lástima para buscar la exoneración lo pintan como un sujeto “anormal”, por no llamarle enfermo.

Una persona con un superyo muy mal estructurado que es capaz de cualquier cosa. Pero nos hace notar, además, que tenía motivaciones que lo ponían en situación de un miedo extremo y reaccionó a las mismas de manera exagerada porque los sentimientos de culpa no lo dejaban desarrollar su vida tranquilamente.

¿Qué trato hicieron entonces Zedillo y Salinas?

¿Qué trato hicieron Camacho y Salinas?

¿Tras el asesinato, alguien le tendió una trampa a Gutiérrez Barrios con el desplegado, para señalarlo, o fue decidido por él? ¿Y la entrevista en Siempre? ¿Qué le dijo Camacho a Salinas para presionarlo? ¿Actuaron como cómplices? ¿Por qué no fue a la reunión con todos los gobernadores Manlio Fabio Beltrones?

¿El asesino, fue efectivamente solitario, o le pagaron para que lo hiciera? ¿O fue inducido de alguna otra manera?

¿Quién mando matar a Colosio?

 

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