Personajes

Alfonso Diez

alfonso@codigodiez.mx

El Club de los Irregulares de Baker Street

* Sherlock Holmes vuelve a la carga

Una carta rara, pero sumamente interesante, me impulsa a publicar los datos centrales de la misma debido precisamente a que se sale de lo común.

Un amigo de Estados Unidos, cuyo nombre me pide mantenga reservado, me invita a crear en México una especie de sucursal de el Club de los Irregulares de Baker Street.

Algunos lectores seguramente habrán adivinado de qué se trata.

Sherlock Holmes llamaba Irregulares de Baker Street a los jóvenes que lo ayudaban con encargos en sus aventuras. Les pagaba un chelín por día. Ese nombre fue tomado por una organización con sede en Nueva York que agrupa a aquellos que han leído toda la obra de Sir Arthur Conan Doyle sobre el detective inglés (no sé cuántos serán).

Es curioso cómo casi noventa años después de la supuesta muerte del investigador, exista tal agrupación. La curiosidad no es algo nuevo. En Londres, he visitado “la casa” de Sherlock, ubicada en el 221B de Baker Street. Se trata en realidad de un museo y está localizado a la vuelta de la estación del Metro (The Tube, le dicen allá) que lleva ese nombre. A la entrada de la estación, por cierto, hay una estatua del detective.

Ahí reciben centenares de cartas dirigidas al detective que muchos de los remitentes no saben:

1.- Que nunca existió, fue un personaje literario creado por Sir Arthur Conan Doyle.

2.- Que tal personaje “murió”, antes de 1920 o cuando muy tarde en 1922., por lo que, evidentemente, ya no tendría caso escribirle, salvo que el que suscriba piense que en la que “fue su dirección” hay alguien que utiliza por ejemplo la güija (o ouija), para comunicarse con Holmes.

3.- Saben todo eso, pero esperan simplemente una respuesta del lugar, una fantasía que les permita avivar la imaginación.

Abundando sobre el punto 2: Sherlock murió en las cataratas de Reichenbach, en Suiza, cuando se enfrentó al peor y más poderoso de sus enemigos, el profesor Moriarty. Esto sucedió en “El Problema Final”, la que iba a ser la última novela sobre el detective, pero fue tal la cantidad de cartas que enviaron los lectores de The Strand Magazine (en que se publicaban) a Conan Doyle reprochándole que lo hubiera “asesinado”, que el escritor “lo revivió” en una novela que inclusive se ha filmado ya para cine y televisión en diversas versiones, El Sabueso de los Baskerville.

Tal resurrección fue a medias, porque la acción de esta novela se desarrolla antes de su muerte en las cataratas, así que los lectores no quedaron satisfechos y Sir Arthur hizo regresar al detective en El Caso de la Casa Vacía.

Una de las últimas novelas escritas por Conan Doyle en que aparece Holmes fue Su Última Reverencia en el Escenario, en la que el detective más famoso de todos los tiempos ayuda al gobierno inglés a recuperar unos documentos perdidos por éste durante la Primera Guerra Mundial.

La BBC hizo ya para la televisión una serie que se llamó precisamente Los Irregulares de Baker Street, que no se refiere al club mencionado, sino a los ayudantes del detective.

El mejor intérprete del personaje, para el cine, fue Basil Rathbone, que murió en 1967. Nigel Bruce lo acompañaba como Watson.

Otros han escrito novelas con Sherlock como personaje central, con el permiso de los herederos de Conan Doyle. La mejor, tal vez sea una de Nicholas Meyer, La Solución del Siete Por Ciento, que en México fue publicada como Elemental, Dr. Freud, porque en ella Sherlock viaja a Austria a entrevistarse con el psicoanalista para que lo ayude a dejar su afición por la cocaína (que tomaba diluida al siete por ciento) y termina ayudándolo a resolver un apasionante caso psicoanalítico en el que la mujer tratada se enfrenta a unos criminales.

Otra famosa “casi” trata acerca de Sherlock, porque el título de la misma en realidad cambia el nombre del detective, para evitar problemas de derechos de autor, pero es totalmente reconocible: Arsenio Lupin contra Herlock Sholmes, de Maurice Leblanc.

Como decíamos, diversos novelistas se han ocupado de Holmes y hay buenos catálogos al respecto que se actualizan constantemente, pero Conan Doyle escribió “solamente” cuatro novelas y sesenta y ocho relatos sobre el personaje.

La primera fue Estudio en Escarlata, en la que se revelan las cualidades deductivas del detective cuando conoce al que se convertiría en su ayudante, el doctor Watson, y le basta verlo para saber quién es, de dónde viene y a qué se dedica. Es una novela apasionante en la que Sir Arthur se revela como un magnífico conocedor de los mormones, porque en el texto hacer una de las mejores descripciones de tal agrupación religiosa y de sus antecedentes. Parte de la acción se desarrolla precisamente en Salt Lake City, Utah, la cuna de los mormones.

Escribí sobre Sherlock Holmes y algunos detalles curiosos de sus novelas, por llamarles de alguna forma, hace cerca de un cuarto de siglo. Entonces ya había leído todas las novelas sobre el personaje en español. Tiempo después logré conseguir las publicaciones originales en inglés del Strand Magazine. Antes, había leído la serie apócrifa en la que inclusive a Watson le cambian el nombre por el de Harry Taxon.

Eso, seguramente, me convirtió en candidato al Club de los Irregulares de Baker Street.

Aunque he pertenecido ya a diversas asociaciones como el Club Rotario, por razones de amistad; o como Mensa, que se refiere precisamente a algo totalmente opuesto a lo que parece indicar tal nombre, y fui miembro también de una logia masónica que ya no existe (de corte de estudios filosóficos y de análisis político) hace muchos años, medito sobre la proposición. Pros y contras.

¿Crear o no tal Club? ¿Para qué? Claro, en México también se ha leído mucho a Sherlock pero, ¿Quitará mucho tiempo? Me dicen que muy poco. En fin. Puede ser que no lo haga.

O tal vez deba yo esperar la respuesta de los lectores de esta columna, así que si usted que lee estas líneas está interesado, le ruego me envié un “correo electrónico” a mi dirección: alfonso@codigodiez.mx

Si no lo está, déjeme conocer su opinión.

Los requisitos que me indican son simplemente haber leído toda la obra de Conan Doyle sobre el famoso detective.

El tema de Sherlock Holmes, por lo visto, sigue siendo apasionante, a pesar de que nunca existió y de que los sucesos que describió su autor tuvieron lugar hace entre noventa y más de cien años. La “carta rara”, por lo menos nos permitió recordar a Sherlock, su Londres, Baker Street, The Tube y algo más, algo mucho más importante: al caminar por las calles de Londres, a cada paso, se camina a través de la historia.

Bastan esas imágenes para agradecer la carta.

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