Personajes

Alfonso Diez

alfonso@codigodiez.mx

Los secretos de José López Portillo

* La relación con Flora Mariscal

* Rosa Luz, desnuda ante el MP

  Parte 1 de 3

 

José López Portillo estaba al pendiente de las posibles revelaciones sobre su persona. Había muchos secretos que temía salieran a la luz algún día. Cuando se separó de Sasha Montenegro, ella se quedó con la casa de la colina de Cuajimalpa y amenazó con revelar lo que le sabía. El abogado de Sasha en el juicio de divorcio, era Guillermo López Portillo, primo hermano del ex presidente. Atrás de José estaba su hermana, Margarita, que le hizo ver, además, porqué debía divorciarse.

Queda todavía mucho por decir. Lo que escribí entonces acerca de los cuatro, pero sobre todo de JLP, apareció en dos revistas políticas semanales. De una fui subdirector y estuve a cargo de la dirección en diversas ocasiones: Quehacer Político; de la otra fui director: Revelación. Fue un período de doce años.

Parte de la historia surgió cuando Sasha me invitó a comer a su casa de Tehuixtla, al poco tiempo de nacer Nabila, la primer hija de ella con el admirador de Quetzalcóatl. Una de las comensales era la actriz Lucy Tovar y otro era un joven güerito de mucho menor edad que Sasha.

Me lo presentó como su novio y padre de Nabila. Era su manera de negar la unión con el político. Publiqué la entrevista con las afirmaciones de la actriz y en ese sentido fue el encabezado: “López Portillo no es el padre de la hija de Sasha”.

Pero unos días después me enteré que Sasha me había mentido y que había armado toda una obra de teatro para hacerme creer en Tehuixtla que su hija Nabila no era hija de José López Portillo y Pacheco. Averigüé la verdadera historia y la publiqué.

Sasha me llamó inmediatamente por teléfono a mi casa de la Ciudad de México, llorando. Me recriminaba que hubiera publicado la verdad y decía que su temor era que le fueran a secuestrar a su hija ahora que yo había revelado que era hija de “un hombre poderoso”.

Yo le dije que no tenía porqué reclamarme, que al contrario, yo debía estar molesto porque me engañó y publiqué lo que me dijo. Por eso había decidido, con los nuevos datos en mi poder, revelar la verdad. Otra cosa hubiera sido si ella me habla con sinceridad y me pide guardar el secreto. Hubiera respetado su solicitud.

La vería en dos o tres ocasiones más. En una de ellas acudí a su casa de Jardines de la Montaña donde me juró que ya no tenía relación con López Portillo. Me volvió a mentir. Después vendrían los sucesos que terminaron con ellos viviendo en la casa de la colina de Cuajimalpa y el posterior divorcio. En otra ocasión el encuentro se dio por medio de Adonay Somoza, que trabajaba conmigo en Revelación, a cargo de la sección de Espectáculos.

Me invitó a verla al Teatro Blanquita. Era una magnífica vedette, hay que reconocerlo. Gocé el espectáculo igual que tiempo atrás lo había hecho admirándola en el Marraquesh. Por ahí, en el Blanquita, vi a Pedro Ojeda Paullada, que merecerá comentario en alguna otra ocasión.

Sobre el ex presidente investigué mucho y obtuve información en consecuencia, que aunque expondré posteriormente de manera más amplia, trazo ahora de la misma un esbozo:

El viaje en un yate de su propiedad, el Quetzalcóatl, para llegar a La Joya, California, a visitar a su hija Paulina, casada entonces con Pascual Ortiz Rubio, nieto de otro ex presidente de México. La relación padre-hija en esa época parecía ser muy cariñosa. No faltó, en ese viaje, la visita, para jugar tenis, al ex gobernador de Baja California Norte, uno de los grandes amigos del ex presidente, Bob de la Madrid.

La misteriosa relación con la arquitecta Flora Mariscal, descrita por mi en “La vida secreta de López Portillo”. Sobre Flora había dos versiones. Una la ubicaba como la administradora de la casa de la colina, el ama de llaves; la otra la describía como la amante en turno. Otra posibilidad, simple especulación, pudo ser un contrato profesional para arreglos de la propiedad en Cuajimalpa. Ella trabajaba en la UNAM.

Qué hubo detrás del “destape” de Miguel de la Madrid. Porqué, cómo y cuándo se acabó la relación con Carmen Romano. La primer entrevista a Margarita López Portillo fuera del gobierno y su mención despectiva a Manú Dornbierer: “esa judía francesa”. Rosa Luz Alegría, una relación que comenzó en la presidencia; ella se desnudó en la calle y fue a dar a la Agencia del Ministerio Público. La historia de la familia. El libro homenaje de los hijos al ex presidente…

Muchas de mis investigaciones alrededor de la figura del hombre de la colina quedaron plasmadas en las páginas de las revistas mencionadas. Una de las últimas fue cabeza principal en la portada de “Revelación”: “Nos demanda López Portillo”. Así respondió el ex presidente a la información que publicamos referente al faltante de miles de millones de dólares en la Siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas, siendo él Presidente de la República. Quedaba señalado como copartícipe del plan para quedarse con un dinero que no le correspondía.

La demanda, denuncia penal, levantada por el abogado representante del acusador, Guillermo López Portillo, fue publicada textualmente en las páginas de la revista y se acabó el pleito. Hubiera bastado en realidad con una carta aclaratoria de José López Portillo fijando su posición, que igual hubiéramos publicado.

Para demandarme, el ex presidente acudió primero al licenciado Juan Velásquez Evers, quien reaccionó con dignidad y le dijo que para demandarme a mí no lo buscara a él, y fue así que se valió de Guillermo. El antecedente, con Juan, es que éste, como abogado, le llevaba varios casos de diferente tipo, incluida la venta del yate Quetzalcóatl cuando supuestamente necesitaba dinero. Me relataba Juan en esos días que “José se levanta preguntándome si escribiste algo sobre él”.

Para José López Portillo se había convertido en una obsesión saber qué otras cosas podía yo haber descubierto sobre su persona.

Y efectivamente, hay todavía mucho por contar… no sólo de José, también de los demás.

Continuará en el próximo Personajes.

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