Personajes

Alfonso Diez

alfonso@codigodiez.mx

Más claves de Arráncame la vida

* Siguen las revelaciones

* Verdades y mentiras, amenazas e insultos

 

El apasionante tema de Maximino Ávila Camacho y de la novela y después película Arráncame la vida, que tiene como figuras centrales tanto a Maximino como a su esposa, Margarita Richardi (con el nombre de Catalina Guzmán), lo he tocado ya en tres ocasiones en este espacio, la última el 23 de septiembre pasado, pero los resultados arrojados por la investigación, que sigue su curso, sumados a la cantidad de información que he recibido a través del correo electrónico y de otras fuentes me impulsan a develar las líneas que siguen.

El último “correo” sobre el tema lo recibí apenas ayer, sábado 13 de diciembre de 2008, y el remitente es una persona cuyo nombre no merece ni siquiera mencionarse, pero que aparenta ser extranjero. Un día antes, el 12, había recibido dos correos del mismo en los que se dedica a denostar a Alicia Ávila viuda de Fernández, hija de Maximino, y a su nieto, Rodrigo Fernández Chedraui (a quien de manera errónea se refiere como bisnieto), autor del libro-biografía “Vivir de pie, el tiempo de don Maximino”.

El sujeto en cuestión defiende a Luis Manuel Ávila Binder y dice que éste no fue el autor del atentado que sufrió Margarita Richardi contra su vida, “sino Hugo Ólvera y Manuel Prieto, respectivos esposos de Gloria Ávila Richardi y de Martha Adriana Ávila Cazasa”. Luego añade que “pronto esa y otras verdades serán reveladas a nivel nacional e internacional”.

Tras asentar datos ciertos ya publicados por el autor de estas líneas, pero de manera que parecieran revelaciones, abunda en calumnias, afirma que doña Alicia “amenazó de muerte a Guillermina Ávila (sic), madre de Yeidkol Polevsky (sic), si revelaban a México que era hija de Maximino” y se refiere a la señora viuda de Fernández con una palabra que no repetiré, pero que no tiene cabida entre personas civilizadas y sólo denigra a quien la profiere.

El aludido antes, insulta y amenaza: “Usted, Alicia Ávila de Fernández y Rodrigo Fernández Chedraui se caracterizan por lo siguiente: creerse testigos oculares de los coitos de Maximino con las mujeres que tuvo hijos(as) (sic) y peritos en materia de ADN”.

Y sigue: “Desafortunadamente muchos de los personajes que podrían declarar lo contrario están muertos, pero por fortuna existen fuentes fidedignas y legítimas que están a punto de demostrarle a usted, (otra vez lo irrepetible referente a la dama a la que insulta), a México y al mundo, que mucho de lo que se acenta (sic) como las verdades absolutas son rotundas calumnias”.

Respondí a los primeros dos “correos” de la siguiente manera:

“Me da la impresión de que no ha leído mis artículos al respecto, porque lo que me dice ya lo publiqué…

“Por lo que al atentado contra Margarita se refiere, participaron Olvera Villafaña (mejor conocido como Juan Cañedo, que era su nombre "artístico" para torear), Prieto Crespo, un hermano de Maximino (Gabriel) y también Luis Manuel Ávila Binder, quien fue inclusive detenido por la policía. Los dos primeros fueron compinches, además, del criminal ex jefe policiaco Arturo Durazo”. Agrego que consta en la Averiguación Previa correspondiente y en los periódicos de la época lo que afirmo.

“Todo esto ya lo asenté en dos de mis columnas (Personajes), aunque el tema lo he tocado en tres (¿Leyó las tres?).

“Por cierto, Yeidckol no es nieta de Maximino. La mamá no es Ávila, es Camacho. El asunto ya fue aclarado tanto por mí como por otro periodista y Polevnsky reconoció que había mentido, igual que lo hizo en todo lo demás. El libro también lo comenté ampliamente”.

El tercer correo, en el que el multialudido se revela de baja estatura moral ya no lo contesté, ni le responderé en el futuro.

¿Por qué, entonces, darle cabida en este espacio a afirmaciones sin sentido, insultos y amenazas? Nos sirve de punto de partida para poner en su lugar al autor de las mismas sin mencionar su nombre, ni tener comunicación directa con él, pero sí para exhibirlo, a él y a quienes utilizan el mismo lenguaje, además de hacer algunas aclaraciones, correcciones y añadir otras sorpresas.

El remitente defiende lo indefendible y cuando afirma que Ávila Binder no fue el autor del atentado contra Margarita Richardi añade algunos datos que sólo conoce el autor de estas líneas, además de los familiares mencionados de Maximino, por lo que me da la impresión de que se trata de un descendiente del mismo Luis Manuel, o de alguna otra rama de los hijos de Natalia Binder, mamá del último. Luis Manuel se casó con la señora Olga Sánchez y sus hermanos, Guadalupe y Maximino, con Raúl Velarde y Clara, respectivamente.

El que envió los correos firma con nombre y apellido extranjeros, pudiera llevar el Ávila o el Binder como apellido materno, pero, de cualquier manera, la rabia que refleja en sus misivas lo ponen del lado precisamente de los que cometieron el atentado contra Margarita, a la que acusaban, según el acta de la denuncia, de haberse quedado con la herencia de don Maximino, de 25 millones (no se aclara en la averiguación si de dólares o de pesos, aunque el monto real fue muy superior).

Tal como afirmé en otro “Personajes”, repito con correcciones este párrafo: Margarita Richardi murió en la miseria, ya nonagenaria. Sus últimos años, hasta que falleció hace ocho, los pasó junto a Gloria “Goyita”, su hija. Vivían en casas de huéspedes. El Batán, la finca que Maximino tenía en San Jerónimo y Periférico, se les quedó a ellas y la vendieron a Dolores Olmedo, quien pagó por la misma veinte millones de pesos que dilapidó el yerno, Hugo Olvera Villafaña (Juan Cañedo), a quien por lo visto perdonaron tras el atentado contra Margarita, porque Gloria, su esposa, lo adoraba, lo iba a ver a Peña de Bernal, Querétaro y le preparaba la comida.

Ya no había automóviles ni choferes. Cuando uno de los nietos de Margarita, Enrique, hijo de Hugo y Goyita, se casó en Peña de Bernal, la vieron llegar en un autobús de pasajeros. En sus últimos años, alguien la reconoció en el Sanborn’s del centro de la ciudad de Puebla, ya anciana, mal de salud, y sólo comentó: “Caray, lo que es la vida, doña Margarita fue dueña y señora de vidas y haciendas y hoy no la recibe ni el gerente de una sucursal del Banco de Comercio”.

Juan Cañedo se escondía en Peña de Bernal, prófugo de la justicia por haber asaltado la casa de Ramón Beteta. Vive, a la fecha, cerca de esa población y tiene un rancho en el que cría caballos.

A Maximino Eulogio Ávila Richardi, El Chacho, el otro hijo de Margarita, el más pequeño de los hijos de Maximino Ávila Camacho, le dieron su parte de la herencia, alrededor de siete millones, y se fue a vivir a Puebla. Regresó al Distrito Federal para vivir en una casa ubicada en la calle de Lava, que colindaba en la zona de la alberca con la del expresidente Gustavo Díaz Ordaz. Murió hace diez años, en Metepec, cerca de Toluca, a los 55 de edad, mientras se daba un baño.

El Chacho tuvo cuatro hijos con una norteamericana llamada Bárbara: Maximino (Maxi), que era el mayor; dos niñas y otro niño al que le pusieron Bruno. Tras el divorcio, Bárbara se llevó a las niñas a Estados Unidos y le dejó a los niños, pero el primero murió muy joven.

Maxi, magnífica persona por cierto, la llevaba bien con su tía Adriana y el hijo de ésta, Juan Rafael Moro Ávila, nieto de Maximino, y fue quien introdujo al que escribe estas líneas al reclusorio para que pudiera efectuar una entrevista periodística a este último, a quien acusaron del asesinato de Manuel Buendía. Un segundo matrimonio de El Chacho fue con una alemana de cabellera rubia y muy alta. Duró poco tiempo.

Por lo que a Juan Rafael Moro Ávila se refiere, hay un detalle que vale la pena mencionar: El segundo apellido de Rómulo O`Farril Jr. era Naude. El ex dueño del periódico Novedades ya fallecido fue esposo de Hilda, hija de Maximino y hermana de Adriana, la mamá de Juan. La madre de Rómulo, Lola, era hermana de Juan Naude Córdoba, dueño de haciendas y negocios por el rumbo de Perote, Veracruz. Juan Naude tuvo un hijo al que no reconoció y al que la mamá le puso Juan y el apellido del padrastro, Moro. Fue éste quien se casó con Adriana, la madre de Juan Rafael Moro Ávila, así que Juan Rafael, nieto de Juan Naude, era sobrino directo de Rómulo O`Farril por el lado de su padre y sobrino político por el lado de su madre y se debería de llamar en realidad Juan Rafael Naude Ávila.

Juan Rafael sigue en la cárcel. A punto de salir se peleó con otro reo al que mató tras haber perdido un ojo en la riña. Estos hechos prolongarán muchos años más su vida en prisión.

¿Y Yeidckol?

El periodista Ricardo Alemán, además de quien esto escribe, han aclarado lo fundamental acerca de la actual senadora, que se resume a lo siguiente: Yeidckol acepta haber nacido el 25 de enero de 1958 en la Ciudad de México. El nombre con el que fue registrada es Citlali Ibáñez Camacho. Ya solicitó oficialmente su cambio de nombre, que le fue concedido, por lo que dejó el Citlali con todo y apellidos para llamarse Yeidckol Polevnsky Gurwitz.

Su mamá se llama Guillermina Camacho Amescua y su papá es el coronel retirado Cuitláhuac Ibáñez Treviño. El padre de Guillermina no es Maximino Ávila Camacho, como se quiso hacer creer, es Agustín Camacho, era militar y ya falleció. Guillermina y Cuitláhuac tuvieron cuatro hijos: Xóchitl, Citlali, Tonantzin y Yólotl.

Del segundo matrimonio de Guillermina nacieron Cuitláhuac, Cuauhtémoc, Ameyalli, Yamanqui y Nayelli, así que Yeidckol tiene tres hermanos y cinco medios hermanos. Ocho en total.

Yeidckol-Citlali tiene dos hijos a los que originalmente les había puesto los nombres de Yair y Yocualli, pero ya se los cambió, ahora el primero se llama Lawrence —le dicen Larry— y a la segunda le puso Shirley. Él tiene 38 y ella 36 años de edad.

Guillermina y Cuitláhuac se divorciaron y la primera se volvió a casar, con Simón Almaguer. Como ella y Simón registraron a los hijos de Yeidckol como propios, estos ahora se llaman Lawrence y Shirley Almaguer Camacho. Shirley, por cierto, era hasta hace poco directora de relaciones públicas de la Canacintra.

Finalmente, Yeidckol ha reconocido su verdadero origen. Se le llegaron a detectar hasta cuatro actas de nacimiento falsas, así que lo más probable es que haya nacido antes de 1958, porque si tal fecha fuera real habría tenido a su primer hijo a los doce años de edad. Conforme a otras versiones, el año en que nació es 1952, y habría cumplido 56 años de edad el pasado 25 de enero.

¿Por qué mintió respecto a su origen y a su nombre? Maneja, evidentemente, un grave problema de identidad esquizoparanoide. Queda clara la mitomanía. Todas las historias que narró para explicar su manera de proceder resultaron falsas. A su verdadero padre, Cuitláhuac, lo ve de vez en cuando. Actualmente, es senadora por el PRD.

Claro que queda mucho en el tintero, pero es suficiente para este “Personajes”. Una vez más la realidad supera a la fantasía. La tragedia y la comedia parecen marcar la ruta de los personajes que a partir de la muerte del patriarca, hace casi 64 años, el 17 de febrero de 1945, han tratado de construir una vida lo más posible alejada de los reflectores, pero una novela que se convirtió en película se los ha impedido.

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