Personajes

Alfonso Diez

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Pedro Infante, la transformación en ídolo

 

A lo largo de los últimos 51 años se ha escrito mucho acerca de Pedro Infante, casi en todos los aspectos; si acaso, faltan matices. Murió el 15  de abril de 1957, fue un ídolo para muchos, incluido el que esto escribe.

Esta colaboración intenta aportar su granito de arena sin caer en las muchas y muy valiosas descripciones lineales y necesarias. No se extendió a un nuevo análisis de más cintas, salvo las que aquí aparecen, por razones de espacio.

Era un gran actor natural, tal vez el mejor que ha tenido el cine mexicano, sin exagerar. La opinión sobre algunas de sus películas ha cambiado con el paso de los años, evidentemente, sin que esto le reste méritos al talento demostrado durante 18 años tras las cámaras.

En A Toda Máquina y su secuela, Qué Te Ha Dado Esa Mujer, filmadas en 1951, Infante hace pareja protagónica con Luis Aguilar y a lo largo de las dos se dedica a espantarle a las novias, salvo al final, cuando al ir a pedir la mano de la mujer con la que Luis quiere casarse, Rosita Arenas, ésta le dice a Pedro que de quien está enamorada es de él: “¿Quiere pedir mi mano? pídala, pero para usted”.

En la misma historia hay una escena, sintomática, en la que Pedro canta en inglés “Bésame mucho”, en un centro nocturno, y se le acercan admiradas, a acariciarlo y a besarlo, las turistas norteamericanas que lo escuchan, mientras gritan “Sinatra”. Pedro entonces voltea a ver a Luis en plan seductor, en un aparente intento de decirle: “te gané a la vieja”, pero también como el que pudiera estar mirando a la novia para decirle: “mira de lo que te pierdes”, en una actitud francamente homosexualoide, como sucede en muchas de las películas que muestran al macho mexicano.

Era lo que el guión y el director le marcaban al actor, por lo que de ninguna manera debe inferirse que tal fuera su personalidad.

El acento norteño inevitable de su juventud, que rápidamente pudo controlar en sus posteriores trabajos, quedó eliminado en La Razón De La Culpa con un doblaje mal planeado, que le dio la voz y el ceceo de un español de la madre patria.

Pedro no tomaba nunca ni una gota de alcohol, sin embargo qué bien interpretaba los papeles de borracho, como cuando en La Vida No Vale Nada, que le mereció el Ariel, va caminando por la carretera con una botella de bebida en la mano, derrotado, andrajoso, sin dinero para el pasaje y cantando El Capiro. Un autobús de pasajeros conducido por Ramón Valdés está a punto de atropellarlo y alcanza a detenerse; es tal el susto del chofer que ofrece llevarlo gratis.

O en la misma película, cuando en la cantina, tras rechazar a Magda Guzmán para no arrastrarla con él, canta Alma, de Chucho Monge.

En Vuelven Los García, cómo no estremecernos cuando le canta a su abuelita, Sara García, sobre la tumba, con varios días encima tomando licor, “Cariño que Dios me ha dado para quererlo…”

Y como ranchero montando a caballo, era un magnífico jinete, al grado de que una marca de tequila tiene en su etiqueta a Pedro montando a un famoso caballo blanco que repara en el instante de la foto.

Comenzó desde abajo. En su sexta película, El Ametralladora, realizada en 1943, Infante hace el papel de Salvador Pérez Gómez, “El Ametralladora”, que Jorge Negrete había hecho en Ay Jalisco, No Te Rajes, en 1941; pero los productores no se pusieron de acuerdo con Negrete para que hiciera la segunda parte y recurrieron al actor que apenas un año antes había comenzado su carrera en largo metrajes.

Como cura lo vimos en dos películas: Los Tres Huastecos, de 1948, donde hace tres papeles y logra con maestría marcar la diferencia entre el dueño de la cantina, con la voz grave al actuar y al cantar; el cura, medido, inolvidable, con voz a media escala; y el militar, con voz aguda y acento de jarocho. Sólo Pedro lo pudo lograr.

La otra es El Seminarista, realizada al año siguiente al percatarse de la enorme capacidad del histrión en esa faceta. Silvia Derbez es ahí su compañera.

Numeralia de Pedro

Apareció en 64 películas.

Su primera aparición en el cine fue como extra, en la película En Un Burro Tres Baturros, en 1939, junto a Carlos Orellana y Sara García, y en dos corto metrajes con música de Agustín Lara que han desaparecido: El Organillero, de 1939 también, en la que interpreta a un director de orquesta, como lo haría en Sobre Las Olas once años después; y Puedes Irte De Mí, de 1940.

Así Era Pedro Infante fue el documental sobre su vida que Ismael Rodríguez produjo en 1963. En otro, El Charro Inmortal, realizado en 1955 en homenaje a Jorge Negrete, aparece Pedro en algunas escenas tomadas de Dos tipos de cuidado, que rodó con Jorge en 1952.

En La Vida De Pedro Infante, dirigida en 1963 por Miguel Zacarías, hay de nuevo actuaciones del sinaloense de otras producciones, pero el papel del ídolo fue interpretado por su hermano, Pepe.

En 1953, filmó nueve películas, pero en tres de ellas no tuvo el papel principal: en Por Ellas Aunque Mal Paguen, su hermano, Ángel, llevó el protagónico, y la firma de Pedro Infante en el contrato respectivo se logró precisamente para dar la oportunidad a su hermano mayor. De cualquier manera, Pedro solamente aparece, cantando, en dos escenas, en una de ellas a dúo con Ángel.

Otras dos cintas en que sólo tuvo una actuación especial, para que su nombre apareciera en cartelera con la finalidad de lograr mayor asistencia de público, fueron Había Una Vez Un Marido y Sí, Mi Vida.

Haciendo a un lado la película en la que actuó como extra, los dos corto metrajes, los dos documentales, la película sobre su vida y las tres en las que sólo hizo una actuación especial, resulta que Pedro filmó 55 películas en las que llevó un papel principal.

Su primer papel protagónico en largo metraje se dio en La Feria De Las Flores, junto a María Luisa Zea, Stella Inda, Fernando Fernández y Antonio Badú; el segundo en Jesusita En Chihuahua, con Susana Guízar y René Cardona. El tercero en La Razón de la Culpa, al lado de María Elena Marqués. Los tres fueron realizados en 1942.

Solamente en Arriba Las Mujeres, filmada en 1943, no cantó.

En Reportaje intervienen otra vez Infante y Negrete, pero en diferentes historias. Fue realizada en 1953 e igual que Pueblo, Canto y Esperanza, de 1954, quedó integrada por varios corto metrajes, de los cuales Pedro intervino en uno, en cada filme.

Hizo varios papeles en una misma película en tres producciones: Los Tres Huastecos, en 1948, en la que interpreta a tres hermanos criados en las huastecas veracruzana, tamaulipeca y potosina; Ansiedad, de 1952, donde hace el papel de un cantante y de sus dos hijos; y Escuela De Rateros, 1956, en la que representa a un músico famoso y al panadero que lo sustituye cuando es asesinado; ésta fue su última filmación, al lado de Rosita Arenas, Eduardo Fajardo y Luis Manuel Pelayo.

Muere en seis películas: Mexicanos Al Grito De Guerra, filmada en 1943; Vuelven Los García, de 1946; Sobre Las Olas, 1950, en la que interpreta a Juventino Rosas y gracias, entre otras cosas desde luego, a que en realidad fue director de orquesta en su juventud, con la orquesta “La Rabia”, logra una actuación magistral; Ansiedad, 1952, en la que expira como el padre de los dos gemelos que también interpreta Pedro.

Otra de las seis en que perece es Tizoc, penúltima en su carrera, realizada en 1956 y por la que obtuvo, al año siguiente, el Oso de plata de Berlín. Ahí es el indio Tizoc, que se enamora de una bella mujer protagonizada por María Félix. Cuando la lleva en sus brazos, ella muere tras recibir una flecha dirigida a él, quien la arranca y se la clava en el pecho. María, por coincidencia, nació y murió un 8 de abril, de 1914 y 2002, respectivamente. La sexta es Escuela De Rateros.

Sólo hizo cuatro cintas a colores, Escuela De Música, en 1955, junto a Libertad Lamarque; Pablo y Carolina, en el mismo año, con Irasema Dillián, que murió en 1996 y por cierto, también en abril, el 16; y Tizoc y Escuela De Rateros, en 1956.

La Vida No Vale Nada, producida en 1954, fue la única que mereció de la cinematografía mexicana el premio Ariel, para Pedro Infante. Junto a él, llevaron papeles protagónicos Domingo Soler, Lilia Prado y Wolf Rubinsky.

1951 fue el año con Sarita Montiel, filmó entonces las tres producciones cinematográficas que hizo con ella: Necesito Dinero, Ahí Viene Martín Corona y El Enamorado.

Pero actuó al lado de las mejores, y basta mencionarlas conforme fueron filmando a su lado para recordar las historias que nos contaron: Sara García, María Luisa Zea, Stella Inda, Susana Guízar, María Elena Marqués, Consuelo Guerrero de Luna, Susana Cora, Margarita Mora, María Antonieta Pons, Lina Montes, Blanquita Amaro, Fanny Schiller, Virginia Serret, Blanca Estela Pavón, Mimí Derba, Sofía Álvarez, Marga López, Evita Muñoz “Chachita”, Carmen Montejo, Katy Jurado, María Eugenia Llamas “Tucita”, Emilia Guiú, Titina Romay, Silvia Derbez, Amanda del Llano, Dalia Íñiguez, Carmen Molina, Irma Dorantes, Alicia Neira, Beatriz Aguirre, Guillermina Grin, Fanny Kaufman “Vitola”, Rosaura Revueltas, Rocío Sagaón, Lilia Prado, La Chula Prieto, Aurora Segura, Rosita Arenas, Sarita Montiel, Silvia Pinal, Carmelita González, Emma Roldán, Yolanda Varela, Queta Lavat, Libertad Lamarque, Carmen Sevilla, Elsa Aguirre, Rosita Quintana, Miroslava, Blanca de Castrejón, Annabelle Gutiérrez, Rosario “Charito” Granados, Magda Guzmán, Rita Macedo, Georgina Barragán, Prudencia Grifell, Maruja Grifell, Irasema Dillián, María Félix, Alicia del Lago, Rosa Elena Durgel.

¿Cuál fue su mejor película? Diez, enumeradas en el orden que las filmó: Los Tres Huastecos, La Mujer Que Yo Perdí, La Oveja Negra, No Desearás La Mujer De Tu Hijo, Sobre Las Olas, Las Islas Marías, Ansiedad, La Vida No Vale Nada, La Tercera Palabra y Tizoc. Pero no hay que olvidar la escena conmovedora, insuperable de Nosotros Los Pobres, en que intenta rescatar a su hijo de la habitación incendiada, y cuando tirado en un rincón lo tiene en sus brazos y se da cuenta que ha muerto, pasa de la risa al llanto con tal sentimiento y naturalidad que es imposible evitar que los ojos se humedezcan.

La peor: encabeza la lista La Razón De La Culpa.

A la muerte de Pedro, algunos de los que produjeron sus realizaciones afirmaron que tenían diversos proyectos para filmar con él: La Tijera De Oro, a punto de iniciar rodaje cuando murió; Ando Volando Bajo, que después se filmó con Luis Aguilar y Pedro Armendáriz; El Charro y El Cowboy, que sería la primer producción estadounidense con él; El Museo De Cera, dirigida por el creador de sus grandes éxitos, Ismael Rodríguez y en la que Pedro interpretaría 7 papeles: Un jorobadito, Juan Diego, Benito Juárez, Pancho Villa, Morelos, Cuauhtémoc, Sansón, Hidalgo y Cristo; Los De Abajo, basada en la novela de Mariano Azuela; La Chamuscada, con Lola Beltrán a su lado; La Risa De La Ciudad; El Curandero; Las Perlas De La Virgen; Suicídate Mi Amor; y Amnesia, Gimnasia y Magnesia.

Canciones con alma

Hasta hace poco se pensaba que Pedro Infante había grabado sólo 324 canciones en los estudios de Discos Peerles; sin embargo, el año pasado, en ocasión del homenaje por los 50 años del fallecimiento del actor y cantante, Peerles dio la sorpresa al ofrecer a la venta en edición limitada un álbum con 20 Cds que contienen 349 canciones grabadas por él, aunque 2 fueron hechas en RCA y se integraron al paquete con licencia de Sony.

98 de estas canciones también las cantó en películas. Pero otras 109 fueron grabadas exclusivamente para el cine y posteriormente transferidas a discos, por lo que el artista cantó en sus películas 207 canciones.

Pedro grabó, en consecuencia, un total de 458 canciones: las 349 del álbum de Peerles, más las 109 que grabó exclusivamente para el cine.

Sus primeras dos grabaciones fueron Guajirita, bolero tropical de Bernardo Sancristobal (letra) y Mario Ruiz Suárez (música) ; y el bolero danzón Te Estoy Queriendo, de Ricardo López Méndez (letra) y Mario Ruiz Suárez (música). Éste último es el padre de Mario Ruiz Armengol. Las dos canciones fueron grabadas en los estudios de RCA Victor, el 6 de agosto de 1942.

Al año siguiente, ya en Peerles, grabó cuatro canciones el 29 de octubre de 1943, El Azotón, Ventanita De Oro, El Durazno y El Soldado Raso. Unos días después, el 5 de noviembre de 1943, grabaría los que se convertirían en sus primeros éxitos, los valses Rosalía y Mañana, los dos con letra de Catalina D’Erzell. La música de Rosalía es de Rafael García. También la interpretó en la película La Razón De La Culpa. Mañana, tiene música de Victoria Eugenia.

El Azotón y Ventanita De Oro son canciones rancheras que también cantó en la película Cuando Habla El Corazón, la letra es de Ernesto Cortázar y la música de Manuel Esperón.

El Durazno es una canción ranchera del dominio público con arreglos de Luis Sandi, que interpretó también en la película Mexicanos Al Grito De Guerra. El Soldado Raso, de Felipe Valdés Leal (letra y música), es también ranchera.

La primera canción que cantó Pedro en una película fue La Feria De Las Flores, en la cinta del mismo nombre, Ranchera, con letra y música de Chucho Monge.

Las últimas cuatro grabaciones del cantante fueron hechas el 1 de diciembre de 1956, tres meses y medio antes de morir, en Discos Peerles: Ni El Dinero Ni Nada, Pa’ Que Sientas Lo Que Siento, La Cama De Piedra y Corazón Apasionado; de José Alfredo Jiménez y Marcelo Salazar, respectivamente, las dos primeras; y de Cuco Sánchez las dos últimas.

De ningún otro actor mexicano se ha escrito tanto. Se seguirá escribiendo. Aunque parezca poco creíble, a 51 años de distancia siempre puede surgir algo nuevo. Nuevas entrevistas, con anécdotas desconocidas; revelaciones y análisis más complejos de su personalidad.

El talento, el carisma, el ángel del actor, su sencillez y los papeles cercanos a diversos estratos de la población, pero sobre todo, aquellos con los que el pueblo se identifica, lo hicieron un ídolo.

¿Qué se necesita para ser un ídolo? No existe una receta. Pero Pedro Infante lo logró.

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