Personajes Alfonso Diez |
* Reveladora, la entrevista que le
hicieron en España
* "Creo en mi presidente, pero también en México y su potencial, en el lugar que debe ocupar en el concierto mundial"
La noticia es una bomba, pero no precisamente el nombramiento como
Secretario de Gobernación de Juan Camilo Mouriño Terrazo, sino, contra lo que todos creían, el hecho de que es mexicano por
nacimiento y puede en consecuencia ser candidato a la Presidencia de la
República.
Así es, su Certificado de Nacimiento, número 5419, expedido por la
Dirección General de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Relaciones
Exteriores el 2 de octubre de 1989, dice claramente que es mexicano por
nacimiento.
Nació en Madrid, España, pero en su acta de nacimiento, emitida por la
Sección Consular de Madrid, se especifica claramente que su madre, Ángeles
Terrazo Blanco, es mexicana y por lo tanto Juan Camilo, que debía decidir a los
18 años qué nacionalidad escogía, optó por la mexicana, por lo que de acuerdo
con nuestra Constitución es mexicano por nacimiento y puede ser Presidente de
México.
Esto cambia el abanico de posibilidades para el 2012 porque ahora el PAN
tiene tres precandidatos con mucho peso: Germán Martínez Cázares,
presidente del PAN, tiene 40 años de edad, es licenciado en Derecho por la
Universidad La Salle y doctor en Derecho Constitucional por la Universidad
Complutense de Madrid; Ernesto Cordero Arroyo, nuevo secretario de Desarrollo
Social, tiene 39 años de edad, es licenciado en Actuaría por el ITAM y doctor
en Economía por la Universidad de Pennsylvania; y
Juan Camilo Mouriño, nuevo secretario de Gobernación,
tiene 36 años de edad, es licenciado en Economía por la Universidad de Tampa,
Florida y Maestro en Contaduría especializado en Finanzas por la Universidad de
Campeche.
Los tres han caminado al lado del presidente Calderón desde antes de la
campaña por la presidencia, son sus hombres de confianza. Calderón tiene ya el
equipo integrado como mejor le conviene y sin ataduras provocadas por los
compromisos.
Germán, su paisano de Michoacán; Ernesto, compañero de clases en el
ITAM; y Juan Camilo, que conoce a Calderón desde finales de los 90s, poco
después de haber sido secuestrado y liberado mediante el pago de una suma
millonaria en dólares, fue su compañero en el Congreso y luego sucesivamente su
Subsecretario de Electricidad, cuando el presidente era Secretario de Energía,
Coordinador General de la Campaña por la Presidencia y Jefe de la Oficina de la
Presidencia (el mismo cargo que tenía José María Córdoba Montoya con el
presidente Carlos Salinas de Gortari).
Juan Camilo en Gobernación será la pieza clave para sacar adelante la
Reforma Energética y esto se desprende de su experiencia en esa área porque
además de su cargo en la Secretaría de Energía al lado de Calderón, presidió
precisamente la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados cuando luchaba
hombro con hombro con el ahora presidente desde su calidad de legislador.
El padre de Juan Camilo, Manuel Carlos Mouriño Atanes, se mueve también en el área energética, es el
dueño del Grupo Energético del Sureste que ahora intenta crear una fábrica en
Yucatán para construir torres de energía eólica con la intención inicial de
exportarlas a Estados Unidos.
Mouriño Atanes es dueño también del Celta de Vigo, equipo de futbol español, y de muchas otras
empresas entre las que se cuentan 48 gasolinerías en
el sureste mexicano (esto último según un periódico español, según otras
publicaciones son 38) y de embarcaciones para transporte de petróleo.
Queda claro que el relevo de Ramírez Acuña en Gobernación se hizo para
dar prioridad a las negociaciones con el Congreso con el objetivo de impulsar
la aprobación de la Reforma Energética y para lograr el resurgimiento de la
exploración petrolera mexicana, de las refinerías y de la exportación de
energéticos.
Juan Camilo, casado con Marigely Escalante
Castillo, padre de tres hijos y con dos hermanos, Carlos y Marián,
no ha concedido entrevistas a medios de información nacionales, pero en las que
ha dado a los españoles ha declarado que pertenece a una clase política joven
que quiere cambiar al país; es reveladora la que le hizo en su casa familiar de Saiáns, Vigo, Galicia, el periódico español Faro de
Vigo y que fue publicada el 10 de julio de 2007:
JUAN CAMILO MOURIÑO TERRAZO, Jefe de la Oficina de la Presidencia del
Gobierno de México: “Cuando comencé en política no podía imaginar que con 36
años llegaría a esto”
"Galicia está en mi memoria y también
en mi presente, pero me siento mexicano hasta la médula".
F. FRANCO / VIGO Lo ves aparecer en la terraza de esa casa paterna que
tiene a sus pies la inmensa belleza de la ría de Vigo, sonriente aunque lo
justo, una hija cogida de la mano, ropa "casual wear"
y cuerpo juvenil en la treintena y a lo mejor no te imaginas que en México,
entre 103 millones, sólo hay uno con más poder político : el presidente, Felipe
Calderón. Dirá él, Juan Camilo Mouriño Terrazo, que
eso es tomar el rábano por las hojas, que el poder es un concepto mucho más
complejo, y puede, pero es un modo de sugerir lo que es: la mano derecha del
mandatario, su hombre de confianza, el que está sentado a la diestra de Felipe
por la gracia del PAN, el número 2 del "felipismo"
mejicano. El jefe de la Oficina de la Presidencia.
Y aquí está, en Vigo, como tantos
veranos que vino con su padre, Carlos Mouriño Atanes, presidente del Celta y empresario que hizo fortuna
en México. A ver si no, un vigués nacido en Pi y
Margall, que trabajó en Viajes Amado y en Lage y Cía y que fue alumno de los salesianos. Como tantos veranos
que vino por las fechas del Cristo también con su madre, Ángeles Terrazo,
mexicana con padres de Avión.
- Madrileño de nacimiento, gallego
de origen, mexicano de nacionalidad ¿Cómo lleva usted esa mezcla de querencias?
- Sin duda que cada una de esas
partes hacen de mí lo que hoy soy. Uno es deudor de su pasado. Y es verdad que
mi infancia se inicia en Madrid, a donde mi padre fue por razones de trabajo,
con largas estancias en Vigo durante los veranos.
- Pronto entró México en su vida...
- Tenía 6 ó 7 años cuando nos fuimos
a México D.F. para pasar luego a Campeche, donde terminé mis estudios tras
licenciarme en Economía por la Universidad de Tampa, en Florida. En Campeche se
desarrolló mi familia empresarialmente. No es que tenga la nacionalidad
mexicana, es que me siento mexicano hasta la médula.
- En esa memoria de la infancia ¿Qué
lugar ocupa Galicia?
- Un espacio inolvidable. Teníamos
la oportunidad de dividir nuestras estancias aquí en dos mundos distintos. El
marítimo de las rías de Vigo y de Aldán y el interior
en Ourense, concretamente en Avión, donde podíamos
convivir con la naturaleza y la vida del rural.
- Por culpa de su padre no tiene
usted más remedio que ser celtista...
- En la familia somos muy futboleros
pero, dentro de ello, el Celta siempre fue nuestro equipo en España, desde
mucho antes de que mi padre fuera presidente. Podían llegar los Reyes con
cualquier cosa en nuestra niñez pero si lo hacían con una camiseta del Celta,
eran redondos. Y se lo inculcamos a nuestros hijos.
- Y ahora en Segunda, Dios nos
ayude...
-Esperemos que no haga falta tal
ayuda porque por la ciudad y por su pasado el equipo tiene que volver a
Primera. Aprenderemos de la adversidad.
- Bueno, pues habrá que pedirle
ayuda al Cristo de la Victoria, que para eso es nuestro...
- (risas) El Cristo es un referente
de esta ciudad, es cierto, y esa gran procesión anual está también en mi
memoria de la infancia.
Un hombre que ha llegado a tales responsabilidades
en el Gobierno de un país tan grande y tan complejo tiene que tener por fuerza
una buena mano izquierda para conciliar, mano derecha para golpear la mesa
cuando la ocasión lo exija y, en síntesis, notorias habilidades políticas para
poner la brújula en una geografía cultural y sentimental tan rica, diversa e
intensiva (a veces de cuidados intensivos) como la mexicana. Sin embargo, el
hombre que tenemos delante en el salón de esa casa viguesa y paterna de Saiáns que un día fuera del alcalde Soto, con las islas
Cíes al fondo de la mirada, exhibe una sencillez en las formas que no casa con
esa etiqueta de Supremo Deshacedor que le ha puesto alguno de sus adversarios.
No destaca por su elocuencia al modo de un Demóstenes pero tampoco le falta para
expresar una serie de ideas claras y precisas, un concepto de país y de
Gobierno. Por algo le habrá puesto ahí Felipe y por algo otros no han podido
evitarlo.
- Dentro de 20 días cumplirá usted
36 años. ¿Podía imaginar sólo hace 10 que iba a tener tal responsabilidad
política?
- Cuando uno entra en la política no
puede imaginar más que eso inmediato que quiere hacer o ser. De ahí en adelante
son muchas circunstancias distintas en las que se mezcla el azar con la
necesidad. Por supuesto, deseo personal pero también oportunidades, coyunturas,
muchas veces suerte. Hay un dicho popular en México que dice que "uno en
la política no entra, le meten; y no sale, le sacan".
- El caso es que usted entró hace 10
años...
-Es cierto. Decidí entrar a nivel
local para buscar en nuestro estado mayor democracia y por tanto mas número de
opciones políticas en medio de esa "dictadura perfecta" del PRI que
duró 71 años. Fue a través del Partido Acción Nacional, conservador ligado a la
Democracia Cristiana. A mis 26 fui diputado por Campeche pero ni me podría
imaginar que diez años después sería Jefe de la Oficina de la Presidencia.
- Su padre da esa imagen de hombre
hecho a sí mismo que está en los sueños de cada emigrante. ¿Qué le admira?
-Soy un hombre al que le ha marcado antes
que nada la vida familiar, el ejemplo que ves en casa. Mi padre es sin duda un
hombre que se atrevió a soñar y a luchar por lo que soñaba. Y contra muchos
obstáculos se propuso ser un ganador en la vida.
- ¿Y qué fórmula de éxito le enseñó
a usted y a sus hermanos?
-Ninguna mágica, sino de
perseverancia, entrega, trabajo, convicciones, no perder tus valores. Y
esforzarte cada día buscando un equilibrio para no dar tanto que pierdas tu
familia ni dar poco justificándote con ella.
- Bueno, lo que lo diferencia de su
padre es que usted nunca pudo partir de cero. Nació ya sin estrecheces...
- Sin duda y esas oportunidades que
nos dieron y que no tuvo mi padre y muchos como él nos debe obligar más a los
hijos.
- ¿Cómo se definiría usted
políticamente?
- Como un hombre de convicciones. No
haría nada en lo que no creo. Me faltaría entusiasmo. Creo en mi presidente
pero también en México y su potencial, en el lugar que debe ocupar en el
concierto mundial.
- Esa memoria emigrante de su
familia ¿Influye en su percepción del problema migratorio?
-Claro. Llegar como mi padre a un
país con una familia a rastras y salir adelante es el mismo sueño que tienen en
México cientos de miles de mexicanos que cada año cruzan la frontera.
- Difícil papel el de ustedes los
políticos con las decisiones sobre las mareas migratorias...
- Los emigrantes no se mueven por gusto sino por supervivencia. Buscan integrarse a una economía y eso debiera darse de forma natural porque son dos economías complementarias. Una es intensa en capital y la otra en mano de obra. Es una emigración necesaria para el país receptor pero que debe hacerse ordenada. |