Alfonso Diez García

Cronista de Tlapacoyan

alfonso@codigodiez.mx

Tlapacoyan, Durango y Guadalupe Victoria

(Primera de dos partes)

 

Durante una reunión que sostuvimos Armando Victoria Santamaría y este cronista con el gobernador del estado de Durango, Jorge Herrera Caldera, nos ofreció donar una estatua de Guadalupe Victoria a Tlapacoyan. Se había seleccionado la que permanece en la universidad, en la capital del estado, en un lugar que nadie visita, pero el rector de la institución no aceptó (ni entregarla, ni exhibirla) y el gobernador ofreció cualquiera de dos opciones: hacer una réplica o elaborar una totalmente nueva, para Tlapacoyan.

La estatua de Guadalupe Victoria elaborada en barro, para de aquí pasar al molde y luego a la definitiva, en bronce

La segunda opción fue ahora confirmada por Ulises Adame de León el pasado 28 de noviembre, en la Representación del Gobierno de Durango en la Ciudad de México. El escultor Guillermo Salazar González ha elaborado ya el molde de la estatua referida. En la representación se llevó al cabo un evento cultural que en esencia fue el mismo que hicimos en Tlapacoyan el 28 de octubre por la noche, en los bajos del palacio municipal.

Por lo que al evento en la representación se refiere, se leyeron seis documentos: 1.- Las cuatro cartas que Guadalupe Victoria envió a la que sería su esposa, María Antonia Bretón y Blázquez de Velasco, tres dirigidas a su padre y la última a ella; 2.- El documento, fechado el 13 de mayo de 1923 en Chalchicomula, que explica cómo las obtuvo la persona que las compró a uno de los hijos del segundo esposo de María Antonia, José de la Luz Rosains; y 3.-La carta que fue tema central de una de las Crónicas de Tlapacoyan, publicada en este espacio el 18 de noviembre de 2013, y que supuestamente escribió María Antonia; además, explicamos cómo fue que localizamos los documentos antes descritos.

El gobernador de Durango hizo la invitación a la reunión, que terminó convertida en una velada verdaderamente emotiva, con una magnífica participación, preguntas y comentarios por parte de los asistentes. Condujo el doctor Fernando Ulises Adame de León, en representación del gobernador, que no pudo asistir porque se encontraba en el Vaticano. Nos acompañaron, leyendo algunas de las cartas el periodista Leopoldo Mendívil y su esposa, Guadalupe Ruiz, que hizo una conmovedora lectura de la que se atribuye a María Antonia (En Tlapacoyan le tocó leer esta carta a la maestra Martha Ortega Cantabrana, Cronista de Chiconcuac y Presidente de la Comisión de Admisiones de la Asociación Nacional de Cronistas de Ciudades Mexicanas, y fue también muy felicitada). Armando Victoria Santamaría leyó, entre otros textos, la carta que Guadalupe Victoria envió a su esposa desde la "Fortaleza de Perote" el 15 de febrero de 1843, un mes y seis días antes de fallecer. Este cronista, por su parte, elaboró el guión de la velada, hizo el análisis de cada una de las cartas y explicó cómo descubrió éstas junto con Victoria Santamaría.

Alfonso Diez, Armando Victoria, Ulises Adame, Leopoldo Mendívil y Guadalupe Ruiz; tras ellos, los retratos de María Antonia, Guadalupe Victoria con la banda presidencial y el mismo con su uniforme

Se repitió en el evento una mención que no puede quedar fuera en esta reseña: "Tlapacoyan está hoy en Durango, representada por el cronista de ese municipio, a quien debemos la trama que a continuación vamos a escuchar."

Decía antes que la carta atribuida a María Antonia fue el tema central de la crónica del 18 de noviembre y en esa misma publicación se comenta, de manera somera, la toma de protesta realizada por la mañana del 28 de octubre y la velada cultural del mismo día por la noche, pero las cuatro cartas de Victoria no han tenido su espacio en estas crónicas, aunque ya lo ocupan en el libro "La vida secreta de Guadalupe Victoria", elaborado por el que esto escribe.

Los comentarios acerca de cada una de las multimencionadas cartas no aparecen en el libro y serán publicados por primera vez ahora.

Las cartas y su historia

Victoria nos reserva muchas sorpresas: Es uno de los héroes de la Independencia menos estudiados, con todo y que fue nuestro primer presidente, y esto, en gran parte, se explica debido a que había muchos archivos tanto de su propiedad como acerca de él que permanecieron escondidos, sepultados, desconocidos. Muchos otros siguen ocultos.

El 13 de mayo de 1923, una persona que vivía en Chalchicomula (hoy Ciudad Serdán), en el estado de Puebla, compró a Genovevo Rosains García, hijo de José de la Luz, quien fuera el segundo esposo de María Antonia Bretón y Blázquez de Velasco, tres cartas que Guadalupe Victoria escribió a José María Bretón y a su hija, la mencionada María Antonia. Armando Victoria y este cronista descubrimos las cartas en Perote, en poder la familia Domínguez Limón, que nos las facilitaron. Una cuarta carta la tenía el sacerdote Joaquín Márquez Montiel, bisnieto de la hermana del padre de María Antonia, y de ésta también tenemos una copia. Veremos, a continuación, las cartas, con el análisis y comentarios respectivos. En todos los casos se respetan la ortografía y sintaxis originales.

La primera carta de Victoria, fechada en "México", el 2 de Diciembre de 1837, y dirigida a José María Bretón, el papá de María Antonia, es la que sigue:

"Mi muy querido amigo y señor de mi primera atención:-

"Habiéndome visto el señor Lombardini tuve el gusto de que me hubiera dado razón de usted cuando puntualmente me hallaba de lo más cuidadoso por su importante salud, la de Tonchita, y toda la familia. También me manifestó, que hasta aquella fecha según le había ud. Indicado, no había recibido ninguna carta mía siendo así que le tengo escritas tres, y no sé a que atribuir esto. ¿Si se extraviaran en la misma estafeta de San Andrés?, y para evitar estas contingencias en lo futuro hemos convenido Aquel nuestro Amigo y yo que por su conducto se dirigirán mis cartas a su Hacienda de San Francisco y que de ahí, con un propio se pongan en manos de ud: con lo que lograremos que nuestras comunicaciones sean seguras, precaviendo de este modo que los extraños se impongan de nuestra correspondencia familiar, lo que es de tanta importancia entre nosotros.

"En mi anterior a esta le decía a usted en sustancia, que me hallaba yo sin novedad, que seguía en esta Capital desempeñando mi encargo en la Suprema Corte Marcial, que deseaba vivamente leer letras de ud, que anhelaba por el suspirado día en que ud y Tonchita me honraran con una resolución favorable, que sólo eso aguardaba para dar los pasos conducentes, y preparar de acuerdo con ud. Mi marcha para esos rumbos, y por último de que confiaba en su benevolencia de que continuaría como mi mejor amigo favoreciéndome con su cariñosa y paternal influencia para con Tonchita, a fin de que nuestro gran asunto tenga un resultado dichoso, y tan feliz, cual corresponde a la buena fe y pureza de nuestra constancia, religión y sinceros deseos.

"¿Qué podré añadir mi Señor? Cuando hablo con mi favorecedor, con el mejor amigo de un bondadoso corazón, de talento de juicio, y de una dilatada experiencia. ¿Qué podré añadir lo diré una y mil veces? Nada más que repetir lo mismo y reiterar con encarecimiento mis súplicas juntamente con la franca y cordial manifestación de la eterna gratitud, de éste su apasionado, reconocido, e invariable amigo y seguro servidor que atentamente Besa sus Manos.

"Guadalupe Victoria (Rúbrica)."

Comentarios a la primera carta

Victoria se refiere a Lombardini, como la persona que le hará llegar sus cartas a José María Bretón. Se trata de Manuel Lombardini de la Torre, quien combatió a los norteamericanos durante la Guerra de Texas y luego a los franceses durante la "Guerra de los pasteles". Fue presidente de México del 7 de febrero al 20 de abril de 1853. Cuando Victoria le envió esta carta a Bretón, Lombardini tenía 35 años de edad. Murió en diciembre del año en que fue presidente, 1853.

Guadalupe Victoria trabajaba entonces en la Suprema Corte de la Secretaría de Guerra, en la Ciudad de México, llamada Suprema Corte Marcial conforme a una ley emitida el 27 de abril de 1837, apenas unos meses antes de que Victoria escribiera la carta que ahora comentamos, y doce años antes había comprado la hacienda El Jobo, en Tlapacoyan, Veracruz, a la que iba con mucha frecuencia.

Victoria ya había escrito tres cartas a Bretón, que éste decía que no había recibido, pero el caudillo da por hecho que el papá de María Antonia ha recibido la petición de mano de la que habla en esta carta por lo que, debemos suponer que tal petición fue hecha por Victoria en persona tiempo antes. María Antonia (a quien Victoria le decía Tonchita) tenía, a la fecha de esta carta, 23 años de edad y Victoria 51.

La segunda carta

"Sr. D. José María Bretón.- Meg. y Sep. 7 de 839.

 "Mi muy estimado amigo y Sor. De toda mi estimación.- Como que a los pocos días de mi llegada a esta capital he sido acometido y postrado de frío y más fuertes calenturas, a consecuencia de la repentina traslación del ardiente clima de Veracruz en el tiempo más riguroso de sus calores, a esta tan variable estación de Méjico al comenzarse a anunciar los vientos frescos del invierno, a lo que se agregan el sumo trabajo, penosas fatigas y continuos desvelos que tuve que sufrir durante la guerra con los franceses, no me había sido posible, como vivamente lo deseaba, escribir a V. por mi mismo por no poder fiar a otros nuestros secretos; Pero ahora que me hallo más repuesto, lo verificó para saludarlo cordialmente, así como a Tonchita y demás apreciable familia, a las que me hará V. el favor de manifestarles cariñosamente mi mas constante y sincero afecto. Al escribir esta he tenido la triste noticia por un conocido de que V. recientemente se había visto enfermo, pero que afortunadamente se hallaba más aliviado, celebrando yo tanto más estos alivios, que no me es fácil explicar, y cual corresponde a la estrecha amistad que nos une y a los muy distinguidos favores que se sirve siempre dispensarme: quedando yo con el mayor cuidado por saber su completo restablecimiento. Nada tengo que añadir a lo que tantas veces he manifestado a mi mejor Amigo de que mis deseos inalterables no son otros que unir, Dios mediante, mi suerte para siempre a la virtuosa y amable Tonchita, porque estoy íntimamente convencido de que seré feliz descansando en el seno de tan honrada y recomendable familia. Si V. no dispone otra cosa, porque se hará puntualmente lo que usted determine, he pensado arreglar mis negocios los más urgentes, con el fin de dar una vuelta por aquella su casa de usted del Jovo. ¡Ojalá quisiera el cielo que a mi bajada por esos rumbos quedara concluido feliz y definitivamente mi más grande asunto comenzándose ya a dar los pasos decisivos conducentes a tal objeto, para que así acabasen también de una vez la cruel incertidumbre y mis tristes penas, como se lo ruego encarecidamente a Tonchita y a V. mi buen amigo y Sor.

"Quedo esperando con ansia las letras de V. con la plausible noticia de su plausible restablecimiento y que conservándose sin novedad Tonchita y demás familia manden lo que gusten a este de V. Afma., e invariable amigo y seguro servidor que At. B. S. M.

"Guadalupe Victoria (Rúbrica)."

Comentarios

Ya era el mes de septiembre de 1839. Victoria cumpliría en unos días 53 años de edad. Estaba de regreso en la Ciudad de México tras la campaña contra los franceses y muy enfermo. Insistía buscando una respuesta a su intención de casarse con Tonchita, como le decía a María Antonia. Próximo a viajar a su hacienda El Jobo, podía tomar el camino de Puebla y Perote y pasar a la hacienda Jalapasco, cercana a San Andrés Chalchicomula, para ver a los Bretón.

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La semana próxima veremos las dos cartas que faltan; la última fue la única dirigida a su esposa (no al padre de ella) por quien fuera el primer presidente de México a un mes y seis días de terminar su existencia, fuera de Tlapacoyan y su hacienda El Jobo, donde residió los últimos 18 años de su vida, pero en Veracruz, el estado en el que luchó contra los invasores y al que gobernó en una etapa trascendental.

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