Personajes

Alfonso Diez

alfonso@codigodiez.mx

Trotsky, la KGB y los documentos secretos

* Los espías que llegaron del frío

Primera parte

 

Trotsky sostuvo siempre que Lenin había sido asesinado, envenenado por un enviado de Stalin, Génri Grigórievich Yagoda, miembro de la agencia soviética de espionaje conocida entonces como NKVD. El exlíder del Ejército Rojo sabía que la mano del jefe del Estado soviético, su declarado enemigo, Josef Stalin, algún día lo iba a alcanzar a él también y así fue; Lev Davidovich Bronstein, conocido como León Trotsky, fue asesinado en México el 20 de agosto de 1940 por otro de los sicarios de Stalin, Ramón Mercader del Río, miembro también de la misma oficina de espionaje de la Unión Soviética.

Era la manera de operar de Stalin para acabar con los que consideraba sus enemigos y sigue siéndolo del actual gobierno de la Federación Rusa, sucesora a partir de 1991 de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Volveremos más adelante, en este Personajes, con el caso Trotsky y lo que no se sabía acerca de su asesino y de la verdadera trama en torno al primer atentado contra Davidovich, encabezada por el pintor David Alfaro Siqueiros durante la noche del 23 al 24 de mayo de 1940, tres meses antes del asesinato; así como la revelación esperada acerca del misterio de Robert Sheldon Harte, el secretario desaparecido de Trotsky y quién era en realidad.

Todo gira, tanto en éste como en los recientes casos de espionaje en el mundo, los más sonados e impactantes, alrededor de la tenebrosa oficina a cargo de “vigilar”, manipular, corromper y/o asesinar a quienes el gobierno ruso pueda considerar sus enemigos.

Gracias a documentos del gobierno norteamericano desclasificados hace poco y a otros archivos que hasta ahora permanecían desconocidos, a los que el autor de estas líneas tuvo acceso, es posible develar secretos guardados celosamente que inclusive nos permiten dar otra interpretación a sucesos históricos en los que hacían falta piezas para completar el rompecabezas.

Pero antes, ¿cómo opera el espionaje ruso?.

 

Once a la medianoche

Fue ampliamente difundido el caso de los once espías rusos detenidos por el FBI el pasado 27 de junio junto con sus hijos; diez en Arlington, Boston y Nueva York, en Estados Unidos, y uno más en Chipre.

Algunos llevaban décadas viviendo en la Unión Americana haciéndose pasar como ciudadanos de ese país, con pasaportes falsos. Habían sido entrenados desde pequeños para actuar como tales. Curiosamente, la nueva película de Angelina Jolie, Salt, sigue la misma trama. Lo que parece una simple fantasía es la realidad y tal vez más sorprendente.

De entre los arrestados llamó la atención una bella mujer de 28 años de edad, Anna Kuschenko, conocida en Londres y Nueva York como Anna Chapman. La Mata Hari rusa, le empezaron a llamar los medios, o la Agente 90-60-90. Conoció a Alex Chapman en una discoteca de Londres y cinco meses después se convirtió en su esposa en una ceremonia en Moscú. Desde entonces, en el 2000, hasta el 2006 en que se divorció, estuvo Anna espiando para el SVR, Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia. Trabajaba para un banco de Londres, Barclays, y para la Navigator Asset Management, y tanto su belleza como su inteligencia le permitieron penetrar al cerrado círculo de la Cámara de los Lores, donde el MI5, Servicio de Inteligencia Interior del Reino Unido, investiga la posible red de espionaje creada ahí por ella.

En el 2007, Anna se despidió amistosamente de su exmarido y se trasladó a Nueva York para cumplir lo que, dice él, era su sueño dorado, vivir en Estados Unidos. Formó en este país una empresa inmobiliaria por Internet que en poco tiempo ya tenía 50 empleados, sin que hubiera explicación acerca del origen del dinero necesario para la inversión. Se descubrió que el padre de Anna era un alto directivo de la KGB, ahora SVR, Vasily Kushchenko.

Chapman se reunió subrepticiamente con algunos de los otros diez espías, pero todos se cuidaban mucho de ser descubiertos. Fue aprehendida en Manhattan, Nueva York.

Juan Lázaro decía que era de Uruguay y se casó con una periodista peruana, Vicky Peláez, ambos están entre los detenidos. Lázaro hizo un trato con sus captores y reconoció ante el Tribunal Federal de Nueva York que era espía ruso, su niñez la pasó en Siberia, y confesó que su esposa le había servido como mensajera para entregar mensajes cifrados a sus jefes del SVR.

Los detenidos el 27 de junio fueron, además de Anna Chapman, Juan Lázaro y Vicky Peláez:

Michael Zottoli y Patricia Mills, que confesaron sus verdaderos nombres: Mikhail Kutzik y Natalia Pereverzeva, arrestados en Arlington, Virginia, junto con Mikhail Semenko.

Richard y Cinthia Murphy, capturados en su casa en Yonkers, Nueva Jersey.

Tracey Lee Ann Foley y Donald Howard Heathfield, en Boston.

Christopher R. Metsos, en Chipre, liberado bajo fianza y prófugo.

Junto con los presos se irán del país, probablemente, los ocho hijos que procrearon:

El hijo de Juan Lázaro, del mismo nombre, es pianista, tiene 17 años de edad y estudia en la Escuela Preparatoria de Laguardia, especializada en Artes.

Zottolo y Mills dos, de uno y tres años de edad.

Los Murphy tienen dos niñas, de siete y ocho años de edad, que vivían con sus padres en el suburbio de Monclair, Nueva Jersey.

Los hijos que Tracey y Donald tienen son dos, Tim y Alex.

Tim Foley, de 20 años de edad,  estudia en la Universidad George Washington; tiene en Internet un blog en el que anotó que habla inglés, francés y alemán y está aprendiendo chino; dice que nació en Toronto y creció en París y Boston, pero tal vez esto no sea cierto, los fiscales afirman que tienen evidencias de que toda la familia es rusa. Su hermano Alex, es cuatro años menor y estudia preparatoria en la International School de Boston, que imparte algunas clases en francés. El lema de la escuela es: “Formar a los ciudadanos globales”.

¿Qué va a ser de todos ellos?

La mayoría de los detenidos afirmó que sus hijos no sabían que eran espías que trabajaban para Rusia.

Iban a la escuela, tenían amigos. Los mayores, de 20 y 16 años de edad, tienen ante sí un panorama trágico: Han perdido a sus amigos, la escuela, su entorno… Han perdido la vida que llevaban. De repente se han dado cuenta de que no nacieron donde creían ni son quienes creían ser. Su mundo y el panorama por delante dio un giro de 180 grados.

Uno de los padres, Juan Lázaro, de los pocos que no quiso revelar su verdadero nombre ruso, declaró que sigue fiel a su país de origen y que no le importa nada más, ni sus hijos.

Las leyes de Estados Unidos determinan que si una persona nace en ese país, sin importar de dónde sean sus padres, es ciudadano del mismo, salvo en el caso de los hijos de diplomáticos y de otros trabajadores de gobiernos extranjeros.

Aquí queda claro que los padres trabajaban para un gobierno extranjero. ¿Cómo aplicarán la ley a esos muchachos que quisieran quedarse? Si fuera el caso.

Los más pequeños ya han sido enviados a Rusia por medio de vecinos amigos a los que se los dejaron en custodia.

El operativo de los once rusos, aunque parezca increíble, terminó doce días después del arresto. Diez de los espías se declararon culpables de espionaje tras un arreglo entre rusos y americanos y fueron trasladados a Viena, donde fueron canjeados por 4 agentes de Estados Unidos presos en Rusia. Un avión americano de Vision Airlines se alineó, puerta frente a puerta, al de Rusia en el aeropuerto vienés para que el intercambio pudiera hacerse sin que nadie tomara fotografías.

El onceavo espía, Christopher R. Metsos, que aseguró ser ciudadano canadiense cuando lo aprehendieron en Chipre, corrió con la suerte de toparse con un juez chipriota que pecó de tonto o fue demasiado corrupto y le otorgó la libertad tras el pago de una pequeña fianza. Metsos escapó y no se le ha vuelto a ver.

 

Envenenado con polonio-210

El pasado lunes 23 de agosto de 2010 fue descubierto por la policía el cadáver de un hombre de alrededor de treinta años de edad dentro de una maleta, en el baño de su departamento, ubicado en el barrio de Westminster, en Londres, muy cerca del edificio en que se alojan las oficinas del MI6, Servicio de Inteligencia Exterior británico, para el que trabajaba. Se trata de Gareth Williams, espía británico. Sus padres estaban en Estados Unidos y este jueves regresaron a su patria.

Las investigaciones, evidentemente, apenas comienzan, pero el caso nos hace voltear la vista en retrospectiva a otro sucedido también en Gran Bretaña, el de Alexander Litvinenko, espía ruso, teniente coronel de la KGB que fue asesinado, envenenado con una sustancia letal, polonio-210 radiactivo, el 23 de noviembre de 2006.

Litvinenko nació en una población distante 300 km de Moscú llamada Vorónesh. En 1988 pidió asilo al Reino Unido porque se decía perseguido por el presidente de su país, Vladimir Putin, tras las denuncias que hizo acerca del Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB). El mismo año en que murió había obtenido la nacionalidad británica y seguía investigando los crímenes rusos en Chechenia.

Pero el caso de la periodista Anna Politkóvskaya, asesinada a balazos en el ascensor del edificio en que vivía en Moscú, el 7 de octubre del mismo 2006, llamó particularmente su atención.

Anna nació en Nueva York el 30 de agosto de 1958. Sus padres eran diplomáticos rusos que trabajaban en la ONU y por esa razón ella tenía dos nacionalidades, la americana y la rusa.

De regreso en Rusia, se dedicó a ejercer el periodismo y a denunciar los crímenes de Putin. Escribió en su contra un libro demoledor: “Un diario ruso: un recuento final de un periodista de la vida, corrupción y muerte en la Rusia de Putin”.

Los militares rusos la arrestaron y la amenazaron con violarla para luego ejecutarla, pero ella siguió adelante con sus denuncias. Fue asesinada de dos tiros en la cabeza y uno en el hombro el día del cumpleaños de Putin. Este era el mejor regalo que el presidente de Rusia podía haber recibido.

Alexander Litvinenko acusó a Putin del crimen y eso le costó la vida también. Las investigaciones de la policía británica determinaron que el que envenenó a Litvinenko era un espía ruso llamado Andréi Lugovói y el 23 de mayo de 2007 pidieron a Rusia su extradición, pero Putin se negó a concederla.

Dos días antes de morir, en su lecho de muerte, Litvinenko dictó a su amigo Alex Godfarb una declaración en la que culpaba a Vladimir Putin de su asesinato. Éste negó cualquier relación con los hechos, pero un diario polaco, Dziennik, reveló que las tropas especiales rusas, conocidas como “Vityaz”, utilizaban el retrato de Litvinenko para realizar sus prácticas de tiro al blanco en el polígono de entrenamiento; las fotos que lo demostraban fueron tomadas durante la visita del Presidente de la Duma, Sergei Mirónov, el 7 de noviembre de 2006, dos semanas antes de la muerte de Litvinenko.

A finales del mes de agosto de 2004, el candidato a la presidencia de Ucrania, Víctor Yuschenko,  también fue envenenado por el servicio secreto ruso, con la intención de que abandonara la campaña, pero finalmente logró ser presidente.

Primero fue la Cheka, que se transformó en GPU, luego en OGPU, NKVD, MVD, KGB y ahora SVR, la oficina de espionaje ruso. Durante casi un siglo ha tenido varios nombres, pero en esencia es la misma organización y el estalinismo fue condenado mundialmente por utilizarla como agencia de asesinatos. Los que han denunciado al gobierno ruso por proceder de la misma manera que Stalin han sido asesinados.

En México, la mano de Stalin alcanzó a Trotsky y hasta ahora, 70 años después, podemos decir con certeza quiénes fueron los agentes de la KGB que ejecutaron el crimen y quiénes lo ordenaron. La lista contiene nombres insospechables… 

(Continuará en el próximo Personajes).

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