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Ciberinfinito

Severino D. Montecristo

montecristo@infinitumzone.net

Julian podría ser ejecutado

 

El caso de WikiLeaks presenta ángulos más graves de los que a primera vista se captan.

La entrega de Julian Assange a las autoridades inglesas causa por lo menos tristeza porque se percibe como atentado a la libertad de expresión.

Pero la realidad es que los ingleses, en este caso, no tienen algo en concreto contra él, sólo cumplen con la orden internacional de captura emitida por el gobierno sueco, que lo acusa de asalto sexual y de violación.

Cuba reveló que una de las dos mujeres que acusan a Assange en Suecia, Anna Ardin, estuvo en la isla y es agente de la CIA, lo que explicaría la acusación como parte de un complot para desprestigiar al fundador de WikiLeaks junto con tal sitio web, que sigue entregando a través de Internet documentos “secretos” del Departamento de Estado norteamericano que incluyen comunicaciones de sus embajadas.

Assange quiere evitar la extradición a Suecia porque teme que este país lo entregue a Estados Unidos, donde el Procurador General prepara una amplia acusación que incluye el espionaje, entre los delitos que se le imputarán.

El problema es que el espionaje en Estados Unidos es castigado con la pena de muerte y Julian, desde luego, no quiere enfrentar un juicio de ese tipo.

El soldado americano que entregó a WikiLeaks los 250 mil documentos que se están dando a conocer por partidas pequeñas ya está preso y sujeto a proceso. Cuando, en el pasado, alguna publicación ha dado a conocer documentos “filtrados” no ha tenido problemas graves de tipo penal en última instancia y aunque se esperaría que la misma suerte pudiera correr WikiLeaks, las cosas se han complicado para Assange porque ya se ha hecho público que no es sólo el delito de espionaje el que enfrentará.

¿Quién tiene razón? El gobierno americano dice que el delito de espionaje se perpetró y puede tener razón en el caso del soldado enjuiciado, pero Julian caería en tal supuesto sólo si hubiera pagado para obtener los documentos en cuestión, o hubiera intentado algún tipo de extorsión, antes o después de que comenzó a darlos a conocer.

Assange ha declarado que si le sucede algo se darán a conocer otros documentos secretos que pondrán en aprietos al gobierno americano. ¿Es esto una extorsión o una simple medida de protección? ¿Qué contienen tales documentos?

Mientras tanto, decenas o centenares de hackers alrededor del mundo han hecho causa común con WikiLeaks y se han dedicado a “atacar” los sitios web de empresas como MasterCard y PayPal que se niegan ya a recibir y entregar a WikiLeaks los donativos que le envían de todas partes. Ya capturaron al primero. Un hacker holandés de 16 años de edad.

En Australia, los connacionales de Julian se han manifestado en las calles por miles solicitando el apoyo de su gobierno para el acusado. Lo mismo ha sucedido en Suecia.

El caso, por lo pronto, es el primero que involucra en una causa penal al gobierno de Estados Unidos, el de Gran Bretaña, el de Suecia, Internet y un individuo en prisión que defiende su derecho a manifestarse y a dar a conocer documentos que considera debe conocer la comunidad internacional.

El 14 de diciembre será la primera audiencia del caso en Londres y a partir de ese momento, de lo que suceda ahí, dependerá el futuro de Julian Assange y el de la libertad de expresarse en Internet.

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