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Ciberinfinito

Severino D. Montecristo

montecristo@infinitumzone.net

Psicoanálisis por computadora

El desarrollo de la tecnología avanza con rapidez. Todavía hace pocos años no nos hubiéramos imaginado hasta donde iban a llegar las computadoras, los teléfonos celulares, Internet…

La comunicación, la información se despliegan a gran velocidad. Cualquier noticia la conocemos casi de inmediato. Ya no hay necesidad de esperar al periódico de la mañana para estar enterados, o al noticiero nocturno.

Hay áreas de la tecnología cuyos avances serán sorprendentes cuando se den a conocer a nivel masivo. Por el momento, podemos especular partiendo de los pocos datos que han dejado escapar los grandes laboratorios de investigación, por un lado, y de lo que sabemos que con seguridad se podrá configurar conforme se fabriquen componentes más poderosos, por otro.

Escanear y curar

Los rayos X, el ultrasonido y otros equipos de laboratorio sirven para “ver” huesos y órganos internos del cuerpo humano con la finalidad de encontrar los que funcionan mal, que tienen algún tumor, que están mal constituidos, rotos o a punto de tener alguna falla. Hay también equipos que eliminan algunos problemas a base de rayos láser: piedras en el riñón, próstata muy crecida, ciertos tumores… Además del láser ya se trabaja en el desarrollo de otros dispositivos superiores a éste.

Hace falta ahora un aparato que combine ambas opciones, que detecte los problemas internos y los corrija, una especie de escaner del cuerpo como un haz luminoso horizontal que detecta, vuelve a pasar por la zona en la que se detectó el daño y cura. ¿Imposible? No lo es.

Proyectar pensamientos en la computadora

Diversas empresas trabajan desde hace años en sensores y software específicos para captar las ondas cerebrales que se producen cada vez que hay pensamientos. Ya podemos ver esas señales, lo importante ahora es desarrollar el equipo que las pueda interpretar correctamente y aglutinarlas de tal manera que correspondan a determinado pensamiento, aislarlas, para transformarlas en palabras que reflejen fielmente las que cruzaron por la mente del analizado, de tal manera que bastará con tener una idea para plasmarla por escrito en la computadora, sin necesidad de teclear la información, o de dictarla.

Telepatía

Una vez desarrollado lo anterior, será fácil, aunque parezca increíble, dar el paso a la telepatía. Imaginemos el escenario: Se capta el pensamiento y se proyecta en la computadora, de ahí pasa a la red inalámbrica para llegar a la dirección seleccionada en cualquier parte; lo que sigue a esto es compactar tanto los sensores respectivos, como la parte de la computadora con su respectivo software que los interprete, en una especie de casco; integrar en éste la capacidad de transmisión inalámbrica de datos (que en la actualidad ya cabe en un simple dispositivo USB) y ya está. Telepatía para todos.

Hipnosis y Psicoanálisis

Charcot y Freud descubrieron que para lograr que una paciente con parálisis en las piernas (El caso de Ana O.) caminara, les bastaba hipnotizarla, darle la orden de hacerlo y ella obedecía. Pero cuando salía de la hipnosis, sin recordar lo que había sucedido durante su estado hipnótico, recaía.

En ese punto comenzó el Psicoanálisis. Freud empezó las sesiones con Ana O. valiéndose de la interpretación de los sueños y de la asociación libre de ideas para que la paciente hiciera un viaje al pasado, a su primera infancia, recordara los conflictos, los problemas graves, los sucesos traumáticos y los describiera de manera consciente hasta captarlos como imágenes del presente, comprenderlos, explicarlos y una vez asimilados lograr la “curación”.

El proceso del tratamiento psicoanálitico es muy largo y funciona solamente en pacientes jóvenes. Otto Fenichel, el eminente psicoanalista autor de la “Teoría psicoanalítica de las neurosis” limitaba el tratamiento como factible sólo para quienes tuvieran una edad que les permitiera comprender, hacer una introspección recordando traumas y conflictos emocionales y luego describirlos; una persona que no fuera tan grande como para manejar el rechazo como mecanismo de defensa ante el tratamiento, ni tan pequeño. Así que hasta los 50 (en exceso) puede funcionar. Después de esta edad y tomando en cuenta que puede durar diez o quince años y que tal vez ni siquiera funcione por el excesivo rechazo, no se recomienda.

Según FenichelLa edad ideal para emprender el psicoanálisis corresponde al período entre los 15 y los 40 años. Pero el análisis no es imposible, por cierto, ni antes ni después de esa edad. La importancia de la edad se refiere al hecho de que el psicoanálisis supone que la persona que se va a tratar sea en cierta medida razonable y de cierta flexibilidad en su personalidad total. En los niños pequeños falta todavía lo primero, las personas mayores pueden haber perdido lo segundo”.

Lo cierto es que el analista decide el tratamiento tras la primera sesión porque se han dado casos de psicoanálisis exitoso en personas de edad avanzada. Puede darse cuando el paciente tiene posibilidades de gratificación libidinosa y narcisista, o cuando se trata de extirpar un síntoma específico. Pero si la curación depende de un cambio profundo de carácter es muy difícil el éxito, dado que las posibilidades de cambio en personas mayores son reducidas.

Volvamos ahora al tema principal: Lograr el psicoanálisis por computadora se antoja punto menos que imposible, pero no es así. Si se desarrollaran los dispositivos necesarios, se acortaría el tiempo de tratamiento de tal manera que en lugar de diez o quince años podría hacerse en unas cuantas sesiones. Y aquí no quedaría excluido nadie por razones de edad.

¿Qué se necesita? Esos sensores, ese “casco” del que hablábamos unos párrafos antes deberá tener la capacidad de sumergir al paciente hacia sus primeros años de vida, cuando comienza a formarse la personalidad (Infancia es destino, decía Santiago Ramírez), detectar los sucesos traumáticos y traerlos al presente, hacérselos presentes al paciente para que de su inconsciente pasen a su consciente y dejarlos instalados ahí para ser resueltos.

Para lograr esto se necesitaría de la hipnosis por medio del multimencionado “casco”, y una vez en ese estado, con la ayuda del analista, interactuando con “la máquina”, se “extraerían” esos recuerdos del pasado. El equipo se encargaría del resto. Grabar, reproducir… presentar los sucesos al paciente para hacerlos conscientes y eliminar, en consecuencia, los males fisiológicos que la inconsciencia de los mismo le acarreaba. Visto así no suena tan descabellado.

¿Para cuándo? ¿En qué punto de nuestro cerebro, de nuestra memoria se localizan los sucesos traumáticos? ¿Y más allá, esos sucesos traumáticos emocionales específicos que queremos resolver? ¿Cuáles enfermedades son provocadas por estos? Es decir, ¿Cuáles son psicosomáticas? ¿O todas lo son?

Cuando todo esto se resuelva y unidos el psicoanalista y el especialista en Cibernética logren el trabajo conjunto con el objetivo común descrito, tendremos la máquina del psicoanálisis.

¿O ya la tiene en desarrollo algún laboratorio secreto de investigación?

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