Poesías inolvidables |
Hombre |
Un soñador no es un hombre
si no se esfuerza
en realizar lo que sueña.
Si ante la insistente gota de agua
la roca se perfora,
ante la tenacidad del hombre
la palabra “imposible” ¡se evapora!
Ni Dios, ni arcángel, ni demonio,
Sólo... ¡Hombre!
Porque hombre serás cuando te
inclines
para pedir perdón cuando tú falles
y serás hombre también cuando
perdones
y te marches, te olvides y te calles.
¡Oh!
grandeza del hombre tan inmensa
que tiene proyección a lo infinito.
¡Oh!
grandeza que a veces se detiene
pero que solo es pausa, para romper
un mito.
Hombre serás cuando más te acerques a
lo humano
y el idioma que hables sea sencillo;
hombre serás cuando después de caído
te levantes
y en lugar de lamentar tu suerte,
con tus manos, tus fuerzas y tu
mente,
prepares el camino que recorras
y te conviertas en un hombre que
camina
y no sólo en un hombre que da pasos.
Frente a frente, cara a cara
llamarás a las cosas por su nombre:
donde hay belleza... brillarán tus
ojos,
y ante la otra parte de tu ser
que tenga un cuerpo hermoso de mujer,
¡serás un hombre!
Al hombre-hombre se le hizo de una
pieza,
no aceptó fragmentos en su hechura,
por eso la derrota no le asusta
ni el éxito cambia su figura.
Un hombre que no tiene metas fijas,
ni tiene voluntad para lograrlas
podrá ser todo... menos hombre.
Por hombre se concibe al ser que
piensa,
que razona, que vive y que
ambiciona...
Quien teniéndolo todo, lo hace a un
lado
y en nueva lid emprende metas nuevas,
volverá a tener de todo en su camino:
tristezas, decepción y desengaño...
¡Pero también tendrá de nuevo cosas bellas!
José Luis Jiménez
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